Al poco tiempo de que comenzar a estudiar Danza Kandyan conocí lo que era una “cena de luna llena”. Me pareció fascinante porque es una cena de bailarinas donde comemos comida distinta a la habitual (idealmente cocinada por nosotras mismas, con recetas de Sri Lanka), y compartimos una jornada especial. Aprendí que esta tradición tiene casi 40 años en nuestro país, y que fue instaurada por la pionera en la Danza Kandyan en Chile: la holandesa Meintje Orsel.
Aunque el ideal sería tener este tipo de celebraciones más seguido, siempre que hay un encuentro es un momento muy especial. Nos reencontramos con compañeras que no hemos visto, nos toca cocinar un plato nuevo, o quizás tenemos que ir a comprar a lugares especializados uno que otro ingrediente. A veces aparecen oráculos, instrumentos musicales, y un gran y sorpresivo etcétera.
No había relacionado que estas cenas se vinculaban a festividades budistas, que se les conoce como “Poya” o “Uposatha”. La verdad es que aprendí esto con mis viajes a Sri Lanka, descubriendo que los días de luna llena son feriados allá, y que además se hacen “Pera Hera” o procesiones de danza y música esos días. Cada luna llena conmemora y recuerda hitos del budismo theravada, corriente seguida en la isla.
La procesión más conocida es “Esala Pera Hera”, que ocurre en la luna llena de agosto, y en la cual la reliquia del diente de Buda, la más preciada de la isla, es llevada sobre un elefante por las calles de la ciudad de Kandy.
Quise escribir estas líneas para expresar gratitud hacia Meintje Orsel, a quien no conocí personalmente, porque creó esta procesión de danza como un rito para quienes somos parte de su linaje. Quise dejar constancia de esta tradición, para que podamos repetirla muchos años más, y también para agradecer todas las comidas (almuerzos, onces, cenas) compartidas, pues sembraron algo muy importante en mí.