Todos los años, en la luna llena del mes de mayo, se celebra “Vesak”: la fiesta de las luces. Esta fecha es muy especial porque celebra y honra tres hitos de la vida del Buda Siddharta Gautama: su nacimiento, su iluminación, y el día en que murió, o más bien, en que pasó a mejor vida.
Este 2022, la fecha en cuestión fue el 16 de mayo, y coincidió con un eclipse de luna en Escorpión.
En Sri Lanka, la mayoría de la población es budista, y celebran este día con mucha alegría. En la mañana, asisten a los templos con vestimentas blancas, y hacen sus ceremonias correspondientes. Por la noche, se pueden ver luces por doquier y oler las comidas que la comunidad comparte entre sí. Con papel se construyen lámparas de todo tipo, que reunidas parecen danzar al viento.
Yo no he vivido Vesak en Sri Lanka, pero sí he celebrado esta fiesta. Recuerdo especialmente el año 2020, cuando en plena pandemia nos juntamos online a compartir un té, prender una vela, y compartir. Fue especial, nos escuchamos y sentí un cobijo.
Este año me propuse darle un sentido especial a esta fecha. Los días previos al 16 de mayo vi muchos videos de gente en los templos, viviendo cada rito, y luego en la noche vi cómo están las calles, con puestos de comida y Thoranas o estructuras de luces que cuentan historias budistas. Pude transportarme con mucha emoción a esos espacios, y ver una forma distinta de una celebración religiosa. Me llamó profundamente la atención que la fiesta fuera tan comunitaria, de compartir comida y espacio con las personas de tu barrio, del entorno. Música y cantos acompañan la fiesta, ¡es una fiesta para los sentidos!
Junto a Catalina Vidales, decidimos ampliar esta sensación comunitaria usando las redes sociales, y nos aventuramos con un live de Instagram. Nos preparamos, conectamos con nuestras herramientas y con lo mejor que podíamos entregar, fue un proceso muy bonito y me enorgullece el resultado.
Para prepararme, quise hacer una lámpara de luz de las más típicas de Sri Lanka para experimentar el aprendizaje y el proceso completo. Me trajo mucha alegría y me enorgullecí del resultado. Conecté con mis manos, con mi infancia y adolescencia.
También, me abrí a explorar mi sentir en relación al legado de Buda, me informé acerca de los fenómenos astrológicos de la fecha, y seguí empapándome de Sri Lanka (que tuvo un Vesak diferente por la situación política, económica y social que atraviesan allá). Sentí una gratitud muy grande hacia el maestro Buda en todo el proceso, a su experiencia en vida que legó grandes enseñanzas. Algo muy tangible que le agradezco es que popularizó la práctica de la meditación.
Me quedo con una experiencia que quise aprovechar al máximo, y la comparto con ustedes, porque sé que en su vida pueden ocupar alguna fecha o herramienta para conectar con esa lucesita propia, que cuál lámpara de Vesak, quiere y espera ser entregada al mundo.